La sacudida de nueces.
"Llega el otoño y, como otros años, el bullicio y la vida de Tablada empieza a languidecer progresivamente. Sin embargo, las nueces dan vida al pueblo: los jubilados se quedan un poco más, a pesar de que los días se acorten y de que las temperaturas bajen; los trabajadores esperan con ansia la llegada del viernes para volver de nuevo al pueblo. Por eso, este año, los días otoñales de octubre se han vivido con más alegría: el sonido temprano de las varas sacudiendo los nogales, el golpeteo de las nueces contra el suelo, la recogida laboriosa en bolsas o calderos, el sonido inconfundible de su vertido en los sacos, su transporte hasta las casas, el tendido al sol durante días para conseguir su secado, el ruido característico de las nueces secas al moverlas con las manos... Una labor lenta, pesada y, a veces, acelerada por temor a un cambio de tiempo; pero, sobre todo, fructífera y gratificante al ver el fruto recogido en casa.
Por un instante, las hojas de los árboles acentúan su colorido antes de que empiecen a marchitarse y caigan al suelo: los chopos de la ribera del Rudrón se doran y refulgen, las hayas de las laderas más sombrías se tiñen de colores pardos, ocres y rojizos; los robles, más recios, se resisten a la muerte con tonos tardíos que engalanan el valle poco antes de que lleguen los rigores del invierno y el viento arroje a tierra todo deseo de arrogancia." Fotos: http://tabladarudronnoticias.blogspot.com/
Jacinto Campillo Cueva
domingo, 31 de enero de 2010
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