viernes, 7 de marzo de 2014

NUEVO ESTUDIO DEL TÚMULO CAMPANIFORME DE TABLADA DEL RUDRÓN

DE NUEVO EL TÚMULO CAMPANIFORME DE TABLADA DEL RUDRÓN ES REFERENTE EN LA ARQUEOLOGÍA NACIONAL
Un equipo de arqueólogos, dirigidos por el doctor Germán Delibes, catedrático de la universidad de Valladolid, está realizando un nuevo estudio del túmulo prehistórico de Tablada del Rudrón tomando como base los hallazgos descubiertos por su excavador hace una treintena de años.
Con este propósito, se están haciendo nuevos análisis, a la luz de los más modernos avances científicos, sobre la cerámica, los restos óseos humanos (estudios bioantropológicos, genéticos e isotópicos), los restos óseos de animales, los pólenes, las dataciones radiocarbónicas de las muestras de carbones, etc. que, a la postre, permitirán ofrecer un panorama mucho más preciso y rico sobre este enterramiento prehistórico.
Dentro de este contexto, el día 3 de diciembre de 2013,  se realizó in situ un trabajo pionero en España que consiste en la datación del menhir existente en la estructura pétrea del túmulo mediante una prueba de luminiscencia. Para ello, tres arqueólogos del equipo de investigación (previas comunicaciones a Medio Ambiente, Guardia Civil y alcaldesa del lugar) se personaron en el lugar a las 16.00, bajo un cielo despejado y soleado, con el fin de abrir una caja de 40 x 40 cm junto al menhir para facilitar la toma de una muestra del mismo.
Concluida la tarea con la puesta del sol y tras la contemplación del planeta Venus hacia Valdeajos en todo su esplendor, el grupo se trasladó a Covanera, donde estaba prevista la llegada de un equipo de geólogos de la universidad de Burgos, dirigido por el doctor Juan José Villalaín, que se presentó en el lugar hacia las 21.00 horas.
A continuación, los dos equipos se acercaron al yacimiento ya que la prueba debía hacerse a oscuras (sin luces solares, ni lunares ni artificiales), de ahí su realización nocturna y en novilunio. La toma del “testigo” (una muestra de la roca del menhir) tuvo que realizarse, por ello, con luces infrarrojas a fin de no contaminar la cara del menhir que había estado oculta a la luz solar desde el momento de su erección. Los especialistas tomaron tres muestras, de forma cilíndrica y de unos 5 cm de longitud, que fueron envueltas cuidadosamente en papel de aluminio, después de señalar cuál era la superficie externa de la misma, para evitar su contaminación posterior y facilitar su datación. En los laboratorios de la universidad de Burgos y en las condiciones idóneas (por supuesto, sin contacto con la luz), las muestras serán preparadas hasta darles el tamaño estándar, necesario para su análisis en la universidad de Washington (EE.UU.). Esperamos que su tratamiento científico a la luz de las nuevas metodologías pueda aportar más dataciones que confirmen las ya obtenidas por el método del carbono 14 o, incluso, remonten su antigüedad, lo cual significaría que el menhir se erigió antes de la construcción del túmulo.
También se tomaron muestras de tierras (las que aparecieron entre las lanchas del subsuelo) y medio kilogramo de la roca del menhir. Todas ellas contribuirán a precisar la composición edafológica y litológica del entorno.

Tras los trabajos que justificaban nuestra presencia allí, llegó el disfrute de una noche apacible (sin viento), oscura y estrellada a la vez, digna de contemplarse indefinidamente si no hubiera sido por la hora ya un tanto intempestiva (22.20). Entre la pléyade de estrellas y la Vía Láctea que refulgían en la oscura bóveda celeste, hacia Covanera, se divisaba el planeta Júpiter, no tan resplandeciente como el Venus vespertino, pero esperanzador…
Jacinto Campillo Cueva