DE NUEVO EL TÚMULO
CAMPANIFORME DE TABLADA DEL RUDRÓN ES REFERENTE EN LA ARQUEOLOGÍA NACIONAL
Un equipo de arqueólogos, dirigidos por el doctor Germán
Delibes, catedrático de la universidad de Valladolid, está realizando un nuevo
estudio del túmulo prehistórico de Tablada del Rudrón tomando como base los
hallazgos descubiertos por su excavador hace una treintena de años.
Con este propósito, se están haciendo nuevos análisis, a la
luz de los más modernos avances científicos, sobre la cerámica, los restos
óseos humanos (estudios bioantropológicos, genéticos e isotópicos), los restos
óseos de animales, los pólenes, las dataciones radiocarbónicas de las muestras
de carbones, etc. que, a la postre, permitirán ofrecer un panorama mucho más
preciso y rico sobre este enterramiento prehistórico.
Dentro de este contexto, el día 3 de diciembre de 2013, se realizó in situ un trabajo pionero en España que consiste en la datación
del menhir existente en la estructura pétrea del túmulo mediante una prueba de
luminiscencia. Para ello, tres arqueólogos del equipo de investigación (previas
comunicaciones a Medio Ambiente, Guardia Civil y alcaldesa del lugar) se
personaron en el lugar a las 16.00, bajo un cielo despejado y soleado, con el
fin de abrir una caja de 40 x 40 cm junto al menhir para facilitar la toma de
una muestra del mismo.
Concluida la tarea con la puesta del sol y tras la
contemplación del planeta Venus hacia Valdeajos en todo su esplendor, el grupo
se trasladó a Covanera, donde estaba prevista la llegada de un equipo de
geólogos de la universidad de Burgos, dirigido por el doctor Juan José
Villalaín, que se presentó en el lugar hacia las 21.00 horas.
A continuación, los dos equipos se acercaron al yacimiento ya
que la prueba debía hacerse a oscuras (sin luces solares, ni lunares ni
artificiales), de ahí su realización nocturna y en novilunio. La toma del “testigo”
(una muestra de la roca del menhir) tuvo que realizarse, por ello, con luces
infrarrojas a fin de no contaminar la cara del menhir que había estado oculta a
la luz solar desde el momento de su erección. Los especialistas tomaron tres
muestras, de forma cilíndrica y de unos 5 cm de longitud, que fueron envueltas
cuidadosamente en papel de aluminio, después de señalar cuál era la superficie
externa de la misma, para evitar su contaminación posterior y facilitar su
datación. En los laboratorios de la universidad de Burgos y en las condiciones idóneas
(por supuesto, sin contacto con la luz), las muestras serán preparadas hasta
darles el tamaño estándar, necesario para su análisis en la universidad de
Washington (EE.UU.). Esperamos que su tratamiento científico a la luz de las
nuevas metodologías pueda aportar más dataciones que confirmen las ya obtenidas
por el método del carbono 14 o, incluso, remonten su antigüedad, lo cual
significaría que el menhir se erigió antes de la construcción del túmulo.
También se tomaron muestras de tierras (las que aparecieron
entre las lanchas del subsuelo) y medio kilogramo de la roca del menhir. Todas
ellas contribuirán a precisar la composición edafológica y litológica del entorno.
Tras los trabajos que justificaban nuestra presencia allí, llegó
el disfrute de una noche apacible (sin viento), oscura y estrellada a la vez,
digna de contemplarse indefinidamente si no hubiera sido por la hora ya un
tanto intempestiva (22.20). Entre la pléyade de estrellas y la Vía Láctea que
refulgían en la oscura bóveda celeste, hacia Covanera, se divisaba el planeta
Júpiter, no tan resplandeciente como el Venus vespertino, pero esperanzador…
Jacinto Campillo Cueva