domingo, 18 de octubre de 2009

LA BÚSQUEDA DE LAS RAÍCES

LA BÚSQUEDA DE LAS RAÍCES
El 11 de septiembre de 2009, llegó en tren a Burgos, procedente de Santiago de Compostela, José Martínez, nieto de José Martínez Lucio (apodado "Cuajadas"), en compañía de su esposa Sonia.
Su propósito era visitar de nuevo, como lo hicieran en 1996, el lugar de naturaleza de su padre Crescenciano Martínez, emigrado a Chile en 1912. Dos horas después de la llegada a la ciudad, tuvieron oportunidad de conversar con Teresa Lucio Campillo, sobrina de "Cuajadas", quien les refirió algunos detalles sobre el mote de su abuelo y de la casa en que vivió en Tablada, así como noticias de sus familiares en España.A las 10.00 horas del día 12 salimos de Burgos con destino a Tablada, esta vez acompañados de su sobrino Walter con su mujer e hija. Tablada nos recibió con 14 º C y el cielo encapotado. Los coches se aparcaron en El Campillo y allí comenzó el periplo de lugares y personas. Primeramente, Jacinto Campillo refirió que conoció a "Cuajadas" y que su padre Esteban Campillo Martínez era sobrino del mism
o. A continuación fuimos a La Fuente, encima de la cual estuvo la casa familiar donde nació Crescenciano y donde murió "Cuajadas". Después de la muerte de este último en 1941, a los 79 años de edad a consecuencia de su debilidad senil, la casa fue ocupada por su hija Victoria y el marido de esta (Ricardo López) quienes posteriormente la vendieron a Domingo Padilla. Javi, su actual dueño, enseñó a nuestros huéspedes cinco fotografías con distintas vistas antiguas de la casa, tal y como estaba en 1988, antes de hacer las reformas que dieron al edificio su aspecto actual.El recorrido continuó hacia la casa de Concha donde pudimos contemplar un cuadro, pintado en 1965 por Eladio Díaz, fiel reflejo del aspecto de Tablada por aquellos años. El marido de Concha, Joaquín (su abuelo materno era hermano de "Cuajadas") contó que "Cuajadas" era muy goloso y, como le faltaban los dientes por ser mayor, le gustaban mucho las cuajadas por no tener que masticarlas.En compañía de Joaquín, nos acercamos al río Rudrón y, desde el puente, contemplamos la piscina fluvial, la corriente y la peña de Piobino, especie de reloj solar del que los naturales de Tablada se servían para saber la hora cuando no había relojes.Poco después subimos hasta La Plaza, donde otro grupo de gente refirió la anécdota de cómo Bernardo, cuando era muy pequeño, llamaba "Quicona" a Francisca Lucio, la mujer de "Cuajadas", según contaba Esteban Díaz. Desde la casa de D. Misael Bañuelos, insigne médico nacido en Tablada, nos dirigimos, carretera adelante hasta la ermita de la Inmaculada, obra románica construida poco después del año 1200 y con un retablo barroco de en torno a 1700.A la salida del templo empezó a lucir el sol con fuerza y nos encontramos con Martín Goñi y su esposa Begoña, primos carnales de José. El encuentro fue muy emotivo porque, a pesar de los años, no se conocían personalmente.A continuación, subimos hasta la iglesia de San Juan Bautista, edificio gótico de principios del siglo XIII con cabecera añadida en el XV y retablo mayor renacentista de mediados del XVI. Los visitantes mostraron gran interés por las sepulturas enlosadas y numeradas y por la pila bautismal donde fue bautizado Crescenciano y todos sus antepasados. En el trayecto nos encontramos con Isabelita que recibió a la comitiva cariñosamente. Su padre Pedro, hermano de Valeriano y Félix Hernando, emigrados a Chile y amigos de José Martínez, contó algunas anécdotas sobre "Cuajadas" como aquella que, cuando Pedro era niño y hacía rabiar a "Cuajadas", este le maldecía llamándole "bribón". A la bajada, Mercedes contó que su hermana Emilia estuvo acarreando para "Cuajadas"Finalmente llegamos al cementerio, sito al oeste del pueblo, donde pudimos ver las lápidas familiares, especialmente la de Victoria Martínez, tía de José. El sol calentaba cada vez con más fuerza de modo que entramos en el bar "La Parada" para tomar un refresco. Entonces aprovechamos para charlar más detenidamente, para intercambiar direcciones e intensificar los contactos. Martín llevó dos botellas de chacolí elaborado con uvas de Tablada.Se acercaba la hora triste de la despedida. Eran las dos menos cuarto. En El Campillo, Isabel, hermana de Valeriano y Félix Hernando, conversó con José Martínez y le dio recuerdos para su hermano y sobrinos de Chile. Nuestros huéspedes fueron obsequiados con libros de Tablada y de Burgos, para que siempre tengan un bonito e inmarcesible recuerdo de este lugar llamado Tablada del Rudrón.
Parientes que aún tienen en Tablada José Martínez Guichou:
Evaristo Martínez Recio y su esposa Camila López Bañuelos tuvieron varios hijos, entre ellos Francisco (casado con Catalina Lucio, padres de Juan y de Esteban. Hijos de estos quedan en Tablada Martín y Vicente del primero; y Catalina, Natividad, Valen y Antonio del segundo), José (casado con Francisca Lucio, padres de Crescenciano y Crisóstomo, emigrados a Chile), Joaquín (casado con Sinforosa del Río, padres de Lázaro y Felicitas; hija de esta es Joaquín Bañuelos) e Isidora (casada con Vidal Campillo, padres de Esteban; hijo de este es Jacinto).
ed. Jacinto Campillo C.

sábado, 17 de octubre de 2009

VISITA DE MARGARITA CAMPILLO


El 15 de agosto de 2008 llegó a Tablada Margarita Campillo (de 84 años de edad) con su hija y el marido de esta José Pereira.
Margarita es hija de Emilio Campillo Montero, natural de Tablada, pero emigrado a Argentina en la década de 1910. En Buenos Aires tuvo una larga descendencia.Los tres habían estado el día anterior en el pueblo preguntando por sus posibles parientes de apellido Campillo, aunque, en realidad, los Campillo que hay actualmente en Tablada, pese a ser de la misma rama de Emilio Campillo, no son parientes cercanos.A pesar de las prisas por llegar a Sedano para sacar una partida de bautismo de Emilio, nuestros tres visitantes, hoy residentes en Alicante, pudieron ver la ermita de la Inmaculada (en ese momento abierta por celebrarse un bautismo) y luego la iglesia y el río Rudrón a la altura del puente.Nuestra larga conversación, sentados a la sombre de los avellanos, me permitió conseguir numerosos datos de sus familiares establecidos en Buenos Aires, aunque mis esfuerzos por comunicarme de nuevo con ellos, a través del correo postal y el e-mail que me dejaron, ha sido infructuosos.
De todas formas, se llevaron un bonito recuerdo de nuestro valle y un libro que cuenta la historia de Tablada.
Ed. Jacinto Campillo Cueva. Foto: José M G