El 15 de agosto de 2008 llegó a Tablada Margarita Campillo (de 84 años de edad) con su hija y el marido de esta José Pereira.
Margarita es hija de Emilio Campillo Montero, natural de Tablada, pero emigrado a Argentina en la década de 1910. En Buenos Aires tuvo una larga descendencia.Los tres habían estado el día anterior en el pueblo preguntando por sus posibles parientes de apellido Campillo, aunque, en realidad, los Campillo que hay actualmente en Tablada, pese a ser de la misma rama de Emilio Campillo, no son parientes cercanos.A pesar de las prisas por llegar a Sedano para sacar una partida de bautismo de Emilio, nuestros tres visitantes, hoy residentes en Alicante, pudieron ver la ermita de la Inmaculada (en ese momento abierta por celebrarse un bautismo) y luego la iglesia y el río Rudrón a la altura del puente.Nuestra larga conversación, sentados a la sombre de los avellanos, me permitió conseguir numerosos datos de sus familiares establecidos en Buenos Aires, aunque mis esfuerzos por comunicarme de nuevo con ellos, a través del correo postal y el e-mail que me dejaron, ha sido infructuosos.
De todas formas, se llevaron un bonito recuerdo de nuestro valle y un libro que cuenta la historia de Tablada.
Ed. Jacinto Campillo Cueva. Foto: José M G
Margarita es hija de Emilio Campillo Montero, natural de Tablada, pero emigrado a Argentina en la década de 1910. En Buenos Aires tuvo una larga descendencia.Los tres habían estado el día anterior en el pueblo preguntando por sus posibles parientes de apellido Campillo, aunque, en realidad, los Campillo que hay actualmente en Tablada, pese a ser de la misma rama de Emilio Campillo, no son parientes cercanos.A pesar de las prisas por llegar a Sedano para sacar una partida de bautismo de Emilio, nuestros tres visitantes, hoy residentes en Alicante, pudieron ver la ermita de la Inmaculada (en ese momento abierta por celebrarse un bautismo) y luego la iglesia y el río Rudrón a la altura del puente.Nuestra larga conversación, sentados a la sombre de los avellanos, me permitió conseguir numerosos datos de sus familiares establecidos en Buenos Aires, aunque mis esfuerzos por comunicarme de nuevo con ellos, a través del correo postal y el e-mail que me dejaron, ha sido infructuosos.
De todas formas, se llevaron un bonito recuerdo de nuestro valle y un libro que cuenta la historia de Tablada.
Ed. Jacinto Campillo Cueva. Foto: José M G
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